En el fútbol no se gana por merecimientos. Y San Martín lo sufrió en carne propia. El "santo" con solo haber mejorado un poco el rendimiento colectivo respecto a los últimos partidos, hizo méritos suficientes para conseguir la primera victoria en La Ciudadela, pero se quedó con las manos vacías. Enfrente tuvo un adversario que demostró una anemia futbolística tremenda y que justificó por qué está en el fondo de la tabla de posiciones del grupo
¿Entonces que le faltó al local para conseguir la victoria? Continúa mostrando pocas luces cuando la pelota se acerca al área rival. Para refrendar esta afirmación habrá que consignar que los tres tantos que convirtió en el torneo (dos en Chaco y el de ayer) fueron productos de pelota parada. Ninguno de ellos llegó de una jugada elaborada. Seguramente este será uno de los puntos a mejorar en la nueva gestión de Juan Amador Sánchez.
El partido arrancó con la pelota siendo propiedad de San Martín, pero sin crearle mayores zozobras a Di Giorgi, un arquero que, con el correr de los minutos, se fue convirtiendo en figura. Pero en la primera llegada de los "azabaches" llegó el gol. A los 13' Cristian Zurita rescató un rebote fuera del área grande y con formidable remate estableció la diferencia.
A partir de ese momento, el local salió a buscar la igualdad, algo que logró a través de un penal que Miguel Fernández convirtió, luego de una mano de Eric Chmil.
Sin mostrar destello en su juego, el "santo" siguió haciendo mejor las cosas, pero sin poder concretarla en la valla contraria. En el segundo tiempo, San Martín pareció sentir el esfuerzo que realizó en la etapa inicial y a pesar de ser dueño de la pelota no se acercó al arco visitante. Solo con tiros desde fuera del área generó situaciones de peligro,
Di Giorgi terminó de amargar a todos los simpatizantes que soñaban con regresar a sus hogares festejando un triunfo. Primero le sacó un disparo a Gustavo Ibáñez y, en tiempo la última jugada, otro a Becica. Increíble.